top of page

LA NORIA 

No tiene patente y nadie reclama su invención, sin embargo la noria ha sido uno de los ingenios hidráulicos que ha hecho que la vida de mucha gente sea mejor a lo largo y ancho de todo el mundo durante siglos. La noria de agua. Porque esas eran las primeras norias que con el tiempo han dado lugar a las grandes ruedas, habituales en ferias y fiestas populares, y algunas dellas parte del paisaje inconfundible de muchas ciudades.

El artilugio no reviste gran complicación: dos ruedas de madera dispuestas en engranaje de tal manera que al accionar el conjunto permiten elevar agua hasta la superficie por medio de unos recipientes conocidos como cangilones.

Su nombre, tal y como ha llegado hasta nosotros, procede de la palabra Na’ura, que significa «la que llora, la que gime». El batir constante del agua sobre las paletas produce el característico sonido de las norias de agua que finalmente le ha dado ese nombre.

El origen árabe del nombre hace pensar, en un primer momento, que se sea precisamente el origen de la noria. Ellos fueron los máximos impulsoresde este invento, pero sus raíces se encuentran, con casi total seguridad, en culturas anteriores.

Ya en el siglo III antes de Cristo, Arquímedes se refería a este invento, ideado para elevar el agua por medio de una rueda movida por la propia corriente acuática. Dos siglos después, el poeta Lucrecio y el arquitecto Vitrubio, se referían a la existencia de estas ruedas elevadoras en el cauce de los ríos.

El invento fue desarrollado y mejorado por los romanos, que tenían como finalidad extraer el agua de las profundidades de las minas. La técnica fue adoptada por los árabes, que introdujeron diversas modificaciones para adaptarlas al exclusivo uso del riego.

Con esta finalidad, se les quitó travesaños y se les sustituyó por radios, haciéndolas mucho más ligeras. Se trataba de conseguir que pudiesen ser movidas por caudales menores de agua.

Para transportar agua, para extraerla de las minas o pozos, como fuerza motriz por ejemplo, para molinos. La utilidad de las norias ha sido de lo más diverso a lo largo de la historia, y casi siempre con el fin de facilitar diversas tareas. Muchas de estas norias todavía las podemos ver en funcionamiento. 

Pero la historia daría una vuelta a partir de 1859. Ese año nacía en Illinois George Ferris, un ingeniero especializado en la industria del ferrocarril, que a partir de 1893, y con motivo de la Exposición Universal de Chicago, inauguró su obra maestra. Una noria de 80 metros de altura y de 76 de diámetro, que, a diferencia de las conocidas hasta ese momento, tenía simplemente fines lúdicos.

Desde entonces, y hasta el año 1906 en que fue derribada, se subieron a esta atracción unas 40.000 personas diarias.

Esta fue la primera, aunque a la lista de la fama habría que sumar algunas que en la actualidad están en funcionamiento y hasta se han convertido en grandes atractivos de turísticos de las localidades donde se ubican. La lista podría ser interminable, pero en ella no podría faltar la Noria del Milenio sobre el Támesis, la de Greenwich, en Londres, la de la Plaza de la Concordia en Paris, o la del Festival de la Cerveza de Stuttgart, en Alemania.

bottom of page